viernes, 24 de febrero de 2012

Omloop, empieza el espectáculo

Entre la última semana de febrero y la primera de marzo se disputa todos los años la primera prueba del calendario belga. Se trata de la Omloop Het Niewsblad. La carrera nació en 1945 como Omloop Het Volk. Omloop significa circuito en flamenco y Het Volk hacía referencia al periódico organizador. Este medio quería crear una carrera que comptiese con el Tour de Flandes, que organizaba su rival Het Niewsblad. Sin embargo, en 2008 y debido a la crisis de los medios de comunicación en papel, el Het Volk fue absorvido por su rival y la Omloop Het Volk tomó su nombre actual.

Tal y como indica su nombre, la carrera es un circuito con salida y llegada en la ciudad de Gante, capital del Flandes Oriental y en su recorrido atraviesa muchos de los muros que han hecho famoso al Tour de Flandes, incluido la mítica ascensión a la capilla de Grammont. Debido a esto, la mayoría de sus ganadores son belgas, en una proporción aplastante. De sesenta y seis ediciones, los belgas se han impuesto en cincuenta y tres; y en su palmarés se incluyen los nombres más importantes del ciclismo de ese país: Eddy Merckx, Roger de Vlaeminck, Freddy Maertens, Eddy Planckaert, Peter Van Petegem, Johan Museew o Philippe Gilbert. Las dos únicas ausencias del panteón belga parecen ser el gran Rick Van Looy (segundo en 1958), el dos veces ganador del Tour de Flandes Edwig van Hooydonck (segundo en 1990 y 1995) y Tom Boonen (segundo en 2005). Está claro que es una carrera eminentemente belga.

A pesar de esto, resulta curioso que las tres últimas ediciones se hayan saldado con victorias extranjeras. En 2009 Thor Hushovd, en 2010 Juan Antonio Flecha y en 2011 el joven holandés Sebastian Langeveld, ganándole en el sprint a Flecha, tras haber conseguido el español escaparse del grupo de favoritos. Quizás esto se deba a que los belgas prefieren concentrarse en las grandes clásicas de la temporada, aquellas que cuentan para el UCI World Tour (este año Bélgica cuenta con tres: el E3 de Harelbeke, la Gante-Wevelgem y el Tour de Flandes) que se encadenan a finales de marzo. Así, puede que la Omloop se haya convertido en un segundo plato o en la oportunidad de los jóvenes valores para triunfar. Además, su coincidencia con la Kuurne-Bruselas-Kuurne, que se disputa al día siguiente, ha hecho que la participación se divida, en un ciclismo cada vez más especializado. La Omloop es una carrera más adecuada a los clásicos corredores flamencos, mientras que la Kuurne se adapta bien a las características de los rodadores y velocistas, pese a que tienen que ascender clásicos flamencos como el Kruisberg o el Viejo Kwaremont.

Otra de las características de la prueba y que hace que su fama no sea tan grande como la de sus hermanos es el mal tiempo que suele acompañar a la Omloop. La lluvia es casi siempre protagonista, lo que por un lado recuerda al aficionado lo duras e infernales que eran estas pruebas cuando casi todo el calendario de pavés se disputaba en estas condiciones. Pero también impide que se desarrolle el espectáculo, que las estrellas se esfuercen al máximo, ya que muchos no quieren arriesgar a caerse en el adoquín, tener una lesión y no llegar en condiciones para las grandes pruebas. El año pasado, la carrera se disputó bajo una lluvia torrencial, lo que hizo que fuese especialmente dura. Pero ha habido años en los que incluso se tuvo que suspender porque la nieve hacía imposible la competición.

A pesar de estos inconvenientes, está claro que este es un fin de semana mágico para el aficionado al ciclismo, con dos grandes carreras encadenadas en sábado y domingo, a la que acuden los mejores especialistas del pelotón. En Omloop estará el gran Philippe Gilbert con su nuevo equipo, el BMC, en el que también milita Thor Hushovd, ganador de la prueba en 2008. El BMC tiene un equipo potente, donde Ballan, Burghardt o Van Avermaet podrían aspirar también a la victoria, pero seguramente se sacrificarán para que Gilbert pueda conseguir su tercera victoria en esta clásica, alcanzando un triplete que hasta ahora sólo consiguieron Ernest Sterckx en los años 50, Joseph Bruyère en los 70 y Peter Van Petegem en los 90.

Otro que ha cambiado de equipo es el holandés Sebastian Langeveld, actual campeón. El nuevo superequipo australiano GreenEdge pondrá toda la escuadra a su disposición, con trabajadores como Lancaster y Vaitkus, además de un especialista en pruebas de este tipo como Jens Keukeleire. El Omega Pharma Quick Step, gran dominador del inicio de temporada, parte a priori con Boonen y Chavanel, sus dos mejores corredores para las clásicas, aunque habrá que ver si al final son de la partida. El otro gran equipo belga, el Lotto Belisol, con la salida de Gilbert, presenta un equipo mucho más humilde que otros años. Curioso lo de este equipo, que antes fiaba todo a estas clásicas y ahora tiene sus objetivos puestos en lo que puedan hacer Van den Broeck y Vanendert en las grandes vueltas.

Otra de las escuadras potentes era el Sky, pero a última hora Boasson Hagen se ha caído de la lista por una fiebre, así que Flecha volverá a ser su corredor referencia, ya que su otra alternativa, el muy prometedor Geraint Thomas, tampoco será de la partida. El corredor español lleva tres años seguidos en el podio, así que seguro que estará entre los mejores. El Rabobank presenta otra dupla peligrosa, con Lars Boom, ya perfectamente adaptado al ciclismo en carretera, y Matti Breschel, que tratará de olvidar su nefasto año pasado. En el otro equipo holandés, el Vacansoleil, Devolder y Leukemans pueden estar en el grupo de cabeza. Pero el primero parece que ya está lejos de sus mejores tiempos, tras varias temporadas decepcionantes, y el segundo parece que nunca tendrá lo que hace falta para ganar. En el Garmin tienen a Haussler (otro que quiere volver a su mejor versión) y a la dupla belga Vansummeren y Vanmarcke, dos generaciones. El primero, el gregario gigantón que el año pasado ganó de manera espectacular y emotiva la París-Roubaix, corre ya sin presión este tipo de pruebas tras haber inscrito su nombre para siempre en la Historia del ciclismo. El joven Vanmarcke, de 23 años y ya con una trayectoria ejemplar en el circuito belga, sigue progresando. Siendo la Omloop una carrera para que se muestren las promesas, tendrá sus opciones.

La minúscula presencia del ciclismo italiano, que en su día ganó la prueba con dos clásicos como Ballerini y Bartoli, se reduce al equipo profesional continental Farnese Vini, donde se encuentra un grande venido a menos como Filippo Pozzato, último vencedor italiano de la prueba. Tras su lamentable campaña anterior, el superclase veneciano tratará de redimirse en este equipo de segunda categoría. Por último, sorprende el gran número de equipos y ciclistas franceses en liza. Hasta seis escuadras estarán en la carrera, aunque sus opciones son escasas por no decir nulas. Habrá que ver lo que se puede sacar de la chistera Thomas Voeckler o confiar en una nueva exhibición del irregular e imprevisible Sylvain Chavanel.

Mañana comienza la parte más bella del calendario ciclista. Competición pura, sin apenas especulación y con un público entregado, que siente el ciclismo como parte de su identidad.

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