miércoles, 7 de marzo de 2012

Tercera victoria de Valverde tras la sanción


Los pronósticos que hacía en mi previa de la prueba se confirmaron y la tercera etapa de la París-Niza fue a parar a Alejandro Valverde. El ciclista sancionado por dos años debido a su implicación en la Operación Puerto ha regresado como se marchó: ganando carreras. El primer día se dejó demasiado tiempo en la contrarreloj (30 segundos en nueve kilómetros), el lunes consiguió meterse en el corte bueno en una etapa llana, pero disputada como la más decisiva. Y ayer venció en la primera llegada en alto en lo que es su especialidad: una subida corta que elimine a los especialistas del sprint para dejarle via libre.

La etapa discurrió con tranquilidad. Una escapada de tres corredores y un pelotón que dejaba hacer. Al Sky le interesaba que los escapados cogieran una buena ventaja, porque así se libraban de preocuparse de las bonificaciones. Está claro que si Valverde quiere ganar esta París-Niza tendrá que coger todas las bonificaciones posibles, porque parece difícil tal y como es el recorrido que el corredor murciano consiga sacar tiempo a Wiggins y Leipheimer. Y necesitará cierta renta para la cronoescalada final. El grupo de tres estaba Michael Morkov, el velocista danés del decadente Saxo Bank, el equipo que sigue siendo ProTour sin ninguna explicación. Eliminado Contador es un equipo a la deriva, sin corredores de nivel y sin objetivos claros. Para mayor desgracia, su segundo mejor corredor, Nick Nuyens se cayó durante la disputa de la etapa y se perderá toda la temporada de clásicas de pavés. Ante este panorama, lo normal sería que la UCI revocara su licencia, que pasaría a Saur o a Project 1t4i. El primero al menos tiene a Jerome Coppel y el segundo cuenta con sprinters de primer nivel como Kittel y Degenkolb.

Precisamente, con Morkov iban representantes de esos dos equipos, como si hubiera una consigna de los directores para saltar a los ataques de los otros equipos, para demostrar que son ellos los que merecen la licencia. Lo comentó el periodista de Teledeporte en el que posiblemente fue la única aportación elaborada de toda la retransmisión, en medio de los chascarrillos habituales de su compañero Pedro Delgado. El totalmente desconocido Roy Curvers (Project 1t4i) y el gigante Jimmy Engoulvent (Saur-Sojasun), junto a Morkov, llegaron a tener 4 minutos respecto al pelotón. A falta de 30 para meta, la diferencia estaba en tres minutos y no se veía reacción en el pelotón, lo que te hacía dudar de si el resto de los equipos tenían pensado luchar por la victoria de etapa, o caerían presos de la táctica del Sky de dejar pasar el tiempo. Finalmente, el Movistar tomó la cabeza del grupo principal y la diferencia comenzó a bajar espectacularmente. Curiosamente, en la pasada edición de la París-Niza, el Movistar se pasó varios finales de etapa tirando del grupo para aspirar a algo con Rojas, un corredor voluntarioso pero, de momento, sin nivel internacional. Cómo cambian las cosas con Valverde. A escasos 15 de meta ya los tenían a tiro de piedra. Omega Pharma Quick Step se puso a colaborar, entre ellos Boonen, exhibiendo (o malgastando) fuerza, como en él es habitual.

Por delante, Engoulvent, el mejor de los tres con gran diferencia, decidió marcharse en solitario. No hubo oposición de sus compañeros. Entonces, durante varios kilómetros fue una persecución Engoulvent-Boonen donde el francés se defendió bastante bien ante uno de los mejores corredores del mundo. Le dio tiempo a coger las bonificaciones del punto intermedio, pero en las inmediaciones de la ascensión final le dieron caza. Quick Step siguió quemando naves, confiando en una victoria de Chavanel. Boonen y Tony Martin, ganador el año pasado que tras perder ayer el corte bueno pasa a ser simple gregario, tiraron del grupo durante la ascensión. Pero la verdad, fue mala táctica para Chavanel, experto en llegadas alborotadas, en improvisaciones. Cuando él tiene que cargar con la responsabilidad, es más difícil.

La subida era tendida y el ritmo de Quick Step y Movistar pronto se relajó, lo que dio oportunidad a un buen ataque de Lagutin.Fue cazado antes del último kilómetro, con el pelotón siempre guardando bien las distancias. Los mil metros finales tenían un par de curvas y mayores cambios de desnivel. Allí entró en cabeza un corredor de Ag2r y otro del Saur. Pero a continuación, y como si fuera gregario de Valverde, venía Xabier Florencio del Katusha tirando del grupo. A su rueda Luis León Sánchez y después Valverde. Los dos murcianos eran los mejor colocados para el sprint, que tardó mucho en lanzarse. Primero fue Luis León, pero su arrancada fue neutralizada por la mucha mayor potencia de Valverde, que en seguida se colocó en cabeza.

Aún así, cuando su victoria parecía clara, apareció por detrás Gerrans como un tiro. El australiano ya había perdido contra Valverde en el Tour Down Under, en la etapa reina con final en Willunga (aunque la general final fue para el corredor local), y realmente parece el único ciclista de GreenEdge capaz de conseguir victorias en este inicio de temporada. La llegada fue apretadísima, ya que Valverde parecía crispado en los últimos metros y Gerrans venía con fuerza. Al final, el español consiguió mantener la ventaja y apuntarse la victoria.

Es la cuarta victoria de Movistar esta temporada. Las dos conseguidas por Valverde en el circuito mundial, otra de Valverde en Andalucía y una más del joven valor colombiano Nairo Quintana en la Vuelta a Murcia. Estas dos últimas le dieron también la clasificación final. Valverde, ese corredor oscuro que todavía se niega a admitir su implicación en la Operación Puerto, yendo en contra de la ciencia y de su propio ADN, vuelve ganando. No es algo bueno para el ciclismo que las pruebas se las disputen estos ciclistas, pero ya se ha vuelto tan habitual que casi ni merece la pena discutirlo, aunque sí señalarlo para que a nadie se le olvide.

Gerrans vuelve a conseguir un segundo puesto para el equipo GreenEDGE. Sus únicas victorias parciales las ha conseguido en los campeonatos nacionales australianos, coto privado del equipo, que colecciona a los mejores ciclistas de ese país. Salvo al mejor de todos, claro, Cadel Evans. GreenEDGE es un equipo levantado por capricho de un millonario australiano y entre sus directores se encuentra el temible Neil Stephens, ex-corredor de ONCE y del Festina del EPO. Casi nada. Sin embargo, esta escuadra huele a desastre este año, ya que el único requisito para formar parte de la formación es ser australiano. Así, encontramos en el grupo gente como Baden Cooke, Julian Dean, Stuart O'Grady o Robbie McEwen, ciclistas que en cualquier otra circunstancia que no fuera la del ciclismo actual, estarían ya más que retirados (por lo civil o lo criminal). Sus esperanzas están depositadas en jóvenes valores como los contrarrelojistas Jack Bobridge (espectacular quinto puesto en el último mundial de la especialidad) y Luke Durbridge; y supertalentos como Matthew Goss, que tendrá que dejarse ver en la Tirreno-Adriático y lo tendrá muy difícil para repetir lo conseguido la pasada temporada (Milán-San Remo y plata en el mundial), o el impulsivo Michael Hepburn, ganador de dos etapas en el último Tour del Porvenir, entre ellas un espectacular sprint en cuesta, venciendo claramente al español Jordi Simón. En esa misma prueba, Hepburn fue expulsado del equipo nacional por mal comportamiento, lo que demuestra su gran personalidad, para lo bueno y para lo malo.

Así que esta temporada, el GreenEDGE tiene como principal espada a Gerrans. Principalmente porque, a sus 31 años, tiene la oportunidad de ser el jefe de filas en las carreras que desee (salvo la Milán-San Remo y otras pruebas de un día que normalmente se deciden al sprint). Así que sus objetivos seguramente serán estas pequeñas vueltas por etapas y las clásicas de las Ardenas, ya que las carreras de tres semanas parecen demasiado para un corredor intermitente como él. El año pasado fue tercero en la Amstel Gold Race, vigésimo segundo en la Flecha Valona, duodécimo en la Lieja-Bastoña-Lieja, undécimo en la Clásica de San Sebastián y segundo en el Gran Premio de Plouay, por lo que parece claro que sus picos de forma serán en abril y en octubre.

Ayer, solo un Valverde a gran nivel pudo ganarle por los pelos, así que en las llegadas difíciles de la París-Niza seguro que vuelve a tener oportunidades. La clasificación se limpió de rodadores y ahora se puede ver claramente quienes disputarán la general final. Wiggins sigue líder con Leipheimer a seis segundos y Van Garderen a once. Chavanel es cuarto, pero supeditado a Leipheimer y con el claro objetivo de ganar una etapa. Monfort está a 18 segundos. Sube bien y es bueno contra el crono, así que ante el descalabro del Radioshack (Andy se retiró por una gastroenteritis), estará motivado. Cuando se descubrió la fusión entre Radioshack y Leopard, mostró su preocupación ante el papel que jugaría en el equipo. Conseguir un podio en París-Niza puede ser una buena forma para reinvindicarse. Valverde ya es sexto a veinte segundos. Tiene por delante dos etapas favorables. La de hoy algo llana, pero con una dificultad final y mañana en Mende. Debe aprovechar las bonificaciones y tratar de distanciar a Wiggins. Necesita al menos 20 segundos sobre él y Leipheimer para tener opciones en la cronoescalada al triunfo final. Aún así, para él es casi tan importante la victoria en cada parcial como la general final. Tras Westra o Rojas, los únicos rodadores que quedan en el top ten, aparecen dos ciclistas con opciones de podio: el esloveno Spilak y el croata Kiserlovski, ambos especialistas en pruebas de una semana.

La jornada de hoy, como ya señalé en la previa, tiene un muro muy duro a dos kilómetros de meta. Quizás no sea muy duro, pero el Movistar debería tratar de seleccionar al máximo el grupo para poder aspirar a una nueva victoria de Valverde y así seguir limando diferencias.

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